Aunque generalmente gestionamos recursos en Kubernetes de manera declarativa mediante el uso de manifiestos, lo más habitual suele ser aplicarlos de forma imperativa desde un pipeline o incluso a mano. No es del todo fácil saber quién, cuándo y cómo se han desplegado las aplicaciones o modificado sus configuraciones, y ya no hablemos de operaciones más complejas como tener que preparar un entorno nuevo desde cero. Vayamos un paso más allá en la filosofía GitOps y veamos cómo tener un repositorio Git como fuente de la verdad de nuestras aplicaciones y recursos de Kubernetes. Todos nuestros cambios bajo control de versiones, y sólo hacer un Push para desplegar. Imagina que un pase a producción pueda ser "sólo" aceptar una Pull Request. Eso y mucho más nos permite Flux.